Blog dedicado a aquellos miembros de la Compañía de Jesús del siglo XX, que imitando a san Ignacio, todo lo hicieron a la Mayor Gloria de Dios.
domingo, 21 de septiembre de 2008
P. Tiburcio Arnaiz S.J.
En 1890, a los veinticinco años, recién ordenado sacerdote, tomó posesión de la Parroquia de Villanueva de Duero., que había obtenido mediante concurso. Le acompañaron su madre y su hermana. Después de tres años fue trasladado a la Parroquia de Poyales del Hoyo, mayor que la anterior. Allí permaneció durante varios años, obteniendo, en Toledo, durante este tiempo, el Doctorado en Teología.Al fallecer su madre, brotaron, en el alma de D. Tiburcio, los deseos de una entrega más radical al Señor, pero le retenía el abandonar a su hermana Gregoria. Al decidir ésta el ingreso en el Monasterio de San Felipe de las M.M. Dominicas, ambos se despiden “hasta el cielo”. Él renunció a la Parroquia e hizo unos ejercicios espirituales para entrar en la Compañía de Jesús, en el Colegio de Chamartín, de Madrid.
El 30 de Marzo de 1902, comenzó su nueva entrega a Dios como novicio jesuita, bajo el lema “darse prisa y aprovechar el tiempo”. En la Cartuja de Granada siguió su Juniorado, en el que intercaló los estudios con alguna misión popular.
En 1909, a sus cuarenta y cuatro años, fue destinado a la Residencia de Murcia, donde llamó poderosamente la atención por su entrega plena al Señor, en la predicación, el confesonario, la atención a los enfermos y en las obras de caridad. Se manifiesta con la madurez de un gran Apóstol y Misionero, que sigue los pasos de su modelo San Francisco Javier.
En 1912 es destinado a la Residencia de Málaga. Ésta será su casa hasta el final de su vida, con un pequeño paréntesis en 1917, en que es trasladado a Cádiz. En 1920 comenzó a flaquear su salud, por ello el Superior le impuso algún descanso. Con todo, su entrega a Cristo y a las almas –por entero y hasta el agotamiento– fue hasta el último instante. Falleció el 18 de Julio de 1926 en olor de santidad. Se encuentra en trámite su proceso de beatificación.
jueves, 24 de enero de 2008
P. Rodrigo Molina L.D.
El Padre Molina nació en Pravia (Asturias) el 23 de octubre de 1920. Entró en
Los pobres fueron su peso y su dolor. La desgarradora situación del pueblo quechua le hirió el alma.
Como respuesta a la llamada del Concilio Vaticano II y las Encíclicas de los últimos Papas, en 1967 funda en Cuzco (Perú)
No fue de él; se donó sin límites a todos y cada uno de los Miembros de Lumen Dei. Su anhelo: trabajar juntos, y juntos sufrir por amor a Dios y a
Hombre incondicional a todas las Voluntades de Dios, vivió sumergido en el misterio Trinitario: Una Autoridad que mantenga el ser en lo que es: el Padre; por los rieles de una Sabiduría, toda ella Luz y Verdad: el Hijo; para una Entrega, un Amor comunicante que da Vida: el Espíritu Santo. Y de este modo configuró su vida y sus obras en clave de Unidad.
Para difundir
En su afán de ser “Luz de Dios”, itinerante a lo divino, quiso dar sentido a tantas vidas a través de los Ejercicios Espirituales y los Retiros.
Apóstol de intensísima actividad, dedicó en exclusiva los mejores momentos de su jornada a la oración. Impulsó
El 5 de noviembre de 1996, con la aprobación de sus Superiores, pasó a vivir su consagración a Dios en
Comprendió que las exigencias del Evangelio son sencillas, nítidas. No podía admitir atenuantes. Y abrió horizontes de luz. Trazó vías inéditas. Y cuando conoció que llegaba su Hora, se alegró. Se ofreció victimalmente a Cristo y nos legó el regalo más precioso: su vida.
Tras padecer con fortaleza heroica un doloroso cáncer, su “dies natalis”, donde entró en la casa del Padre, llegó el 28 de abril de 2002 en Madrid, rodeado de sus hijos, después de haber sido confortado por los Santos Sacramentos. “Sabiendo Jesús que había llegado su Hora... los amó hasta el extremo”.
“...Ponemos ante el Señor la vida y la muerte de nuestro hermano que califico, con fundamento, de “extraordinaria” y siempre al servicio del Señor y su Santa Iglesia. (...) Identificado plenamente a la muerte y triunfo de Jesucristo, Él ha dispuesto para nuestro hermano